Qué significado encierra el árbol de la vida celta.
Para los celtas, los árboles tenían un valor muy especial, dado que les ofrecían protección, cobijo y leña para las hogueras, además por tradición, bajo su sombra sellaban pactos, hacían convenios, actos mágicos, bodas, juramentos, y los druidas dictaban clases para enseñar los secretos que tenían las plantas en la preparación de medicinas y pócimas. Así, los árboles eran testigos sagrados que daban fe de las actuaciones del hombre.
Desde este punto de vista, el árbol de la vida celta tomó una simbología que enlazaba su significado con la vida y la existencia, uniendo a la tierra con el cielo, de esta manera, por medio de sus raíces se articulaba con la tierra captando su energía, y a través de las hojas de la copa, recibía luz y calor que se transformaba en la fotosíntesis que le otorgaba vida, así la copa se comunicaba con el cielo. También, el árbol sagrado encarnaba la seguridad, la integridad, la prosperidad y la sabiduría de las personas, siendo digno de cualquier cantidad de celebraciones y rituales.
Los tres niveles del árbol de la vida celta.
En la cultura celta, existía una concepción muy arraigada al trío, en este sentido, muchos de sus símbolos tenían tres elementos, también, para ellos los sucesos podían ser buenos, malos o neutros. Pero esto no era casual, ya que su concepción del universo estaba formada por tres mundos como keugant, abred y gwenved, de los cuales el árbol de la vida celta formaba parte.
Al respecto, el árbol sagrado constituía el eje central del mundo, por medio del cual existía una comunicación con los tres niveles del cosmos: el subterráneo mediante sus raíces, la superficie de la tierra por el tronco y el cielo con sus ramas, hojas y copa.
Entre los druidas existía la creencia que tanto el hombre como la mujer llevaban un árbol en su interior que les permitía desarrollar los conocimientos. Además, era uno de los símbolos celtas que creaba un vínculo con el mundo espiritual, ya que sus ramas tocaban el cielo y sus raíces llegaban a las profundidades del mundo de los muertos. Sumando, su importancia mitológica, los conocimientos del árbol de la vida celta, pasaron de generación en generación de forma oral hasta nuestros días, evitándose así, que se distorsionara su verdadera esencia.